Piso en Gran Vía de les Corts Catalanes
En este caso, la renovación se lleva a cabo en un piso ubicado en un edificio construido en 1901, donde se han mantenido los elementos decorativos propios del periodo Modernista. Los suelos, paredes y techos están delicadamente trabajados, mostrando las habilidades de los artesanos con exquisitas composiciones en cada plano. El suelo se conserva tal como era originalmente, lo que facilita el trabajo, ya que el objetivo es realzar el valor de todos aquellos elementos que se han deteriorado con el paso del tiempo.
La vivienda original de 202 m² se dividirá en dos entidades independientes de 90 m² y 119 m² respectivamente. Cada una de las viviendas deberá cumplir con los requisitos mínimos establecidos por la normativa según el número de ocupantes, manteniendo al mismo tiempo los elementos de valor patrimonial. A pesar de la diferencia de superficie entre las dos nuevas entidades, ambas albergan un programa similar: salón, comedor, cocina, 2 dormitorios y 2 baños. Sin embargo, mientras que una da a la vía pública, la otra se abre al patio interior. El piso que da al patio interior, siendo el de menor tamaño, tiene la gran ventaja de contar con una amplia terraza que, debido a sus dimensiones, puede convertirse en un espacio de uso comunitario que se puede distribuir de muchas maneras diferentes según las necesidades de los habitantes del piso.
La segregación o división de un piso requiere mucha habilidad cuando hay tantos elementos que deben preservarse. Algunas de las habitaciones tienen suelos de mosaico Nolla, y otras tienen suelos de mosaico hidráulico de mayor tamaño. Algunas habitaciones tienen techos decorados con molduras y rosetones de yeso, mientras que otras tienen techos más sencillos. Las ventanas que dan al patio central de luces tienen una composición geométrica y utilizan vidrio coloreado, a veces incluso grabado. Las puertas, por su parte, son de madera de pino maciza, decoradas con molduras.
Aquí y allá hay elementos que deben conservarse, por lo que la renovación debe partir de esta premisa e intervenir solo en aquellos elementos sin valor artístico y patrimonial.
Los nuevos materiales introducidos en la renovación no pretenden imitar los del periodo en que se construyó el edificio; el objetivo no es una intervención que imite lo utilizado en el pasado. En cualquier caso, los nuevos materiales no deben acaparar la atención, deben ser neutros para que el enfoque se mantenga en los elementos originales que se han conservado.
Como suele ocurrir en este tipo de rehabilitaciones, lo difícil es realizar las nuevas instalaciones eléctricas, de telecomunicaciones, fontanería y saneamiento sin estropear la simplicidad y la armonía con las que fueron concebidos los espacios. También es complicado cumplir con los nuevos requisitos térmicos y acústicos sin perjudicar estos espacios. Pero el ingenio y la experiencia nos han llevado a encontrar trucos para evitar que esto ocurra. Utilizar rodapiés para el paso de instalaciones, añadir molduras a los marcos de las ventanas y añadir contramolduras de yeso donde las paredes se encuentran con el techo para absorber el engrosamiento de las paredes cuando se han enlucido, son solo algunos de ellos. Este es un trabajo que solo aquellos con una buena formación y un aprecio por la profesión son capaces de realizar.
Lo que es digno de elogio en este proyecto es precisamente esa capacidad de trabajar en el presente con espacios del pasado que, sin estar específicamente catalogados, narran una historia que merece ser escuchada. Una historia que explica nuestra cultura y nuestro arte.