Piso en Can Caralleu

La intervención se lleva a cabo en un edificio que forma parte de un conjunto de casas adosadas construidas en 1996. La parcela sobre la que se erige cada una de las casas es básicamente rectangular, con una proporción de 1:4, es decir, la profundidad de la parcela es cuatro veces su anchura. Esta disposición nos da una idea de las posibilidades de distribución interior. Un núcleo central de comunicaciones verticales, que incluye una escalera y un ascensor, divide la planta en dos áreas distintas: una orientada al suroeste y la otra al noreste. La fachada suroeste da a la calle, con un patio en medio, mientras que la fachada noreste mira hacia un pinar.

El programa original seguía el esquema típico para una casa de estas dimensiones, lo que resultaba en una compartimentación del espacio en habitaciones de tamaño relativamente pequeño. Una reforma anterior ya había agrupado varias habitaciones mediante la demolición de tabiques para crear espacios más amplios y abiertos. Esto dio lugar a una gran área en la planta baja que combinaba la cocina y el comedor, desapareciendo así el vestíbulo de entrada como tal, y dejando el aseo de cortesía y la sala de lavandería y planchado en la fachada trasera. La primera planta fue redistribuida de manera similar con la misma intención de crear un único espacio grande y despejado. Nuestra intervención, tras esta primera reforma, se centró en crear una nueva atmósfera en la primera planta, donde se encontraban el salón, la biblioteca y el estudio, así como en la redistribución de la segunda y tercera planta, donde se ubicaban los dormitorios.

La solución de diseño no tenía como objetivo una gran renovación, sino lograr un cambio significativo. Los espacios que encontramos respiraban un aire del pasado que no reflejaba el carácter ni el estilo de vida de los residentes. A través del uso cuidadoso del color, las telas, la cerámica, la madera y las fibras naturales para los revestimientos de paredes, así como alfombras, suelos de parquet y tapetes, junto con una selección cuidadosa de muebles y un control meticuloso de la luz natural y artificial, se logró una transformación que marca un claro antes y después. El resultado es la creación de espacios luminosos, acogedores y confortables que invitan a ser ocupados y disfrutados plenamente.

Un aspecto de este proyecto que merece elogio es la satisfacción y el entusiasmo con los que los clientes han vivido en la casa a lo largo de los años.